Invitada a dar una conferencia acerca de la novela y la mujer o “las mujeres y las ficciones que escriben”, Virginia Woolf comenzó por lo siguiente: Para escribir novelas es necesario que una mujer cuente con dinero y con un cuarto propio; y eso, como ustedes verán, deja sin resolver el problema esencial de la verdadera naturaleza de la mujer y la verdadera naturaleza de la ficción. (Wolf, 1993, p.7). La no-solución de la verdadera naturaleza de la mujer hace de lo femenino una cuestión. Definido por la irresolución, lo femenino se transforma en sinónimo de búsqueda, interrogante y problema. Sería inconcebible abordar la subjetividad contemporánea eludiendo la cuestión femenina, tan inconcebible como en el pasado resultó que una mujer cuente. Para lograrlo, la verdad y la naturaleza fueron menos necesarias que un cuarto propio, una ficción propia y un lector. El artificio desde el cual Sigmund Freud inventa el psicoanálisis responde a estas características y se funda con voces de mujeres. Al igual que Virginia Wolf, Freud se rehúsa a responder la pregunta acerca de la naturaleza de la mujer. ¿Qué quiere una mujer? es la pregunta con la que el psicoanálisis despierta al siglo XX del adormecimiento que implicaría una respuesta taxativa. Freud dispone un cuarto propio para cada uno, un cuarto donde cada uno cuenta, el consultorio del psicoanalista. El presente número Ética & Cine toma como punto de referencia la XV edición del Ciclo de Cine y Psicoanálisis de la Universidad Nacional de Córdoba Pibas. Feminidades hoy. Este sintagma propició la ocasión para interrogarnos sobre las mujeres de esta época desde las ficciones actuales. Los quince años de este Ciclo de Cine, funcionó como un plus, ya que este número “15” representó durante mucho tiempo en occidente la edad de la entrada de la mujer al plano social, el paso de la condición de niña al de mujer y el comienzo de las responsabilidades asociadas a la posibilidad biológica de acceso a la maternidad. Esta construcción social proliferó en torno a una marca que deja el cuerpo, y que en la actualidad muestra su carácter de ficción; quedando en evidencia que el modo de responder a qué es una mujer, varía en cada época, con cada mujer. El modo en que un sujeto responde al malestar frente al sin sentido de la no-relación sexual y cómo se procura la satisfacción de sus pulsiones, se entrama en una dialéctica con la civilización que habita, la cual —como señala Jacques-Alain Miller (2015) — privilegia ciertos semblantes por sobre otros para elaborar esas respuestas. La cuestión femenina, como una discusión clave del campo social actual, viene a desestabilizar los semblantes de la tradición e instala la posibilidad de un cuarto propio, un lugar en la civilización donde cada mujer cuente. En el año 2008, una edición anterior del Ciclo de Cine y Psicoanálisis, versó también sobre las mujeres, pero ¿podría hablarse de ellas hoy de la misma manera que hace una década? Ciertamente no. La celeridad de los tiempos hipermodernos evidenció la veloz caída de los semblantes predominantes en la época del Nombre-del-Padre pero también el surgimiento de nuevos signos. En este sentido Pibas se leyó como un significante nuevo, que nombra un rasgo que signa a nuestra época y crea un lugar desde el cual muchas mujeres cuentan los desafíos que presenta el actual contexto del lazo social. Pibas es un signo que remite a mujeres que inventan soluciones una a una, como aquellas por cuyo enigma se interroga la escritora cordobesa María Teresa Andruetto. Pibas impulsó también la puesta en el centro de la discusión social del fenómeno de la violencia de género “como la emergencia del machismo más radical”, que desarrollará en su escrito Matías Meitchtri Quintans, hacia lo que aparece como otredad en estos tiempos. Desde este signo, Daniela Fernández impulsa en su escrito sobre Ninotchka una localización geográfica para el dark continent freudiano, el París de Ernst Lubitsch. En este número, también las series de TV sirven de objetos que causan el deseo de saber en torno a las pibas y las formas del malestar que ponen en escena. Esta operación de lectura es llevada adelante por Lucía Benchimol en su texto sobre la serie She’s Gotta Habit, una reflexión acerca de la función del semblante en relación al trauma en Nola, la joven artista surgida de la pluma de Spike Lee. Pibas. Movimientos, identidades, posiciones, una edición del Journal que apuesta a la senda abierta por Freud: dejarse enseñar por los signos de la época. En este caso, por las pibas esas que “empujan con su voz los límites de lo instituido”, como la carcajada de Greta Garbo, una voz en la que suena el cuerpo y nos invita a despertar. Referencias Wolf, V. (1993). Un cuarto propio y otros ensayos. Buenos Aires: AZ. Miller, J-A. (octubre de 2015). La teoría del partenaire. Revista Lacaniana de Psicoanálisis. Número (9), p. 8
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